Análisis de las Sinfonías de Haydn: Periodos
- Las sinfonías entre 1761 a 1765. (primeras sinfonías) números 6, 7 y 8
- Las sinfonía de 1776 a 1774. Es la época expresiva de la llamada crisis romántica o del Sturm und Drang (sentido y sensibilidad).Números 42, 44 (Fúnebre), 45 (Los Adioses), 49 (La Pasión)
- Las sinfonías de 1775 a 1784 (periodo galante). Numero 53 (La Imperial y 73 ( La Caza)
- Las seis sinfonías parisienses, números 82 a 87 (1785-1786) Estas sinfonías de Haydn desde la primera parisiense hasta la última londinense, forman un total de veintitrés obras maestras de una gran variedad e incluso describen una extraordinaria curva ascendente.
- Las cinco sinfonías Tost y de Ogny, números 88-92 (1787-1789). Después de las parisienses Haydn destina otras cinco sinfonías a la capital francesa. De las cinco, las números 88 en sol mayor y la 92 en sol mayor (Oxford) son las más celebres de Haydn.
- Las doce sinfonías londinenses números 93 a 104. En las sinfonías londinenses consigue el autor un carácter majestuoso La maestría de Haydn había llegado a su cénit y el desarrollo de la forma sinfónica había preparado el advenimiento de Beethoven.
Se ha repetido muchas veces que Haydn fue el creador
de la sinfonía y del cuarteto de cuerda. Si esto es muy aceptado en cuanto a lo
primero hay unanimidad en cuanto a lo segundo.
Antes de Haydn se habían escrito sinfonías, no
solamente en Mannheim, sino en otros lugares como Viena. Johann Stamitz, autor de numerosas
sinfonías, muere en 1757, justo en el momento en que Haydn comenzaba a
consagrarse en ese género. Es con Haydn, cuando la estructura de la sinfonía en
cuatro movimientos se va imponiendo. Los predecesores y precursores inmediatos
a Haydn fueron más bien austriacos y vieneses y miembros de la escuela de
Mannheim.
A través de sus 104 sinfonías es como mejor se puede
seguir la evolución; no las escribió ni al comienzo, ni al final de su carrera (que
se extiende de 1750 a 1803). La primera data de 1759 y la ultima de 1795.
Periodos:
Las sinfonías entre 1761 a 1765.
Progresivamente la escritura de carácter solístico fue desapareciendo de
las sinfonías haydianas.
Durante sus cinco primeros años con los príncipes de
Esterhazy es el género de la sinfonía el que acapara esencialmente la atención
de Haydn en el terreno instrumental. A partir de 1761, logra un éxito magistral
con las tres obras maestras de este periodo que son la sinfonía nº 6 en re (la mañana), la nº 7
en do (El Mediodía) y la nº 8 en sol (La Noche).
Uno de los rasgos más sorprendentes de estas sinfonías
es la presencia continua de instrumentos solistas, lo que las acerca al antiguo
concerto grosso: el violín, dos incluso en el Mediodía y la Noche, violoncelo y
contrabajo). Además hay otros rasgos que unen esta trilogía con el pasado barroco:
notas repetidas en los bajos, ritmos con puntillo. En los últimos compases del
movimiento lento de la Mañana, se ha visto una especie de homenaje al estilo de
Corelli.
Estas tres sinfonías son una síntesis brillante de la
sinfonía (gran maestría de la forma sonata), del concertó grosso para solista,
del divertimento e incluso de la suite (el Mediodía tiene hasta cinco
movimientos). Las tres sinfonías tienen el rostro de Jano: aparecen enraizadas
en el pasado barroco, pero miran ya hacia el futuro haydiano.
Las sinfonía de 1776 a 1774.
Hacia 1766 la producción de Haydn se diversifica y
profundiza en el plano expresivo. Se carga de una significación y dimensiones
totalmente nuevas. Se observa un retorno importante a la polifonía y un uso
bastante frecuente del modo menor.
Es la época de la llamada crisis romántica o del Sturm und
Drang (sentido y sensibilidad) y
en la que se encuentran obras de las más
grandes Haydn escribió.
Las primeras en modo menor son, en re menor, la nº 39, la nº 49, en fa menor (La Pasión). Hay
que señalar que la tonalidad de fa menor
tiene siempre para Haydn una significación muy especial, tanto en su muisca
instrumental como vocal. Esta tonalidad fue para él, lo que fue la de sol menor
para Mozart o la de do menor para Beethoven.
La nº 26 en re menor (las Lamentaciones).
También escribe otras en modo mayor, nº
48 María Teresa, la vigorosa nº 36 en si bemol.
La imponente nº
42 en re, abre la serie de las grandes obras del apogeo del Sturm und Drang. La nº 65, resplandeciente, teatral; la nº 64 un precioso documento íntimo. La nº 56 en do, que lleva el resplandor del do mayor a unas alturas
insospechadas. La extraordinaria nº 44
en mi menor (Fúnebre) simboliza por si sola todo el periodo del Sturm und
Drang. La nº 45 en fa sostenido menor (Los Adioses) de las mayores y más celebres de Haydn. La nº 46 en si mayor. La nº 47 en sol
mayor, una de las más luminosas de Haydn.
Symphony nº 65 in A major - Austro Hungarian
Haydn: Symphony No.44 - Haitink Chicago Symphony Orchestra funebre
Las sinfonías de 1775 a 1784
Con relación a
la extraordinaria floración que se produce en la etapa anterior, su producción
sinfonía marca un ligero retroceso cuantitativo y cualitativo en este periodo. Se
suele llamar a este periodo, el periodo galante, lo cual es
verdad si por estilo galante se entiende la seducción melódica o variación
ornamental. Pero estos rasgos de estilo
que se multiplicaron en Haydn y Mozart a partir de 1775, están lejos de
poder definirlos por si solos. Sobre todo, porque más tarde, se convirtieron en
parte integrante del clasicismo vienés en su apogeo. Las posteriores sinfonías parisienses y londinenses son
inconcebibles sin las sinfonías de este periodo.
La sinfonía nº 67 en fa menor. La
sinfonía n º 70 en re mayor. La sinfonía
53 en re mayor (La Imperial). La numero 68 (La Roxolane) La n º 73 en re mayor,
celebre (La Caza), la nº 77 en si bemol mayor.
Symphony No. 70 in D major
Symphony No. 53 "L'impériale" in D major-Austro - Hungarian Haydn Orchestra
Symphony No. 68 in B flat major, Austro-Hungarian Haydn Orchestra, Adam Fischer
Symphony No. 77 in B flat major-Austro-Hungarian Haydn Orchestra, Adam Fischer
Las seis sinfonías parisienses, números 82 a 87 ( 1785-1786 )
Hacia el año 1780, Haydn no compone para Esterhazy más
que música instrumental. A partir de 1784-1785 destina sus tríos, sus cuartetos
y sinfonías al mundo exterior: organizadores de conciertos y, sobre todo
editores de Viena Paris y Londres.
También recibe encargos del exterior. De parís en
1784-1785, las Sinfonías Parisienses; de España un año más tarde, las
Siete Palabras De Cristo. Y todo llega en el mejor momento para Haydn.
Su aislamiento casi completo, agravado por el hecho de que su príncipe solo
solicita de él música instrumental, podía perjudicar las calidad de su
inspiración, incluso acabar con ella, pero no fue así. No solo porque el
príncipe le proporciona sustanciosos dividendos sino también porque le fuerza a
escribir para un público anónimo, tríos, sonatas cuartetos y sinfonías. Todo
ello le permite a Haydn sobrevivir y continuar evolucionando.
Estas sinfonías contienen un uso más libre y más acusado de cromatismo, al
tiempo que muestran la admirable maestría del compositor.
Estas sinfonías de Haydn desde la primera parisiense
hasta la última londinense, forman un total de veintitrés obras maestras de una
gran variedad e incluso describen una extraordinaria curva ascendente.
Constituyen, con las seis últimas sinfonías de Mozart (antes
de que Beethoven recoja el testigo) el apogeo de la sinfonía clásica vienesa.
Sinfonía en nº 87 en la mayor
Sinfonía nº 85 en si bemol mayor (La Reina de Francia). Es la obra que más se ejecuta de todas las parisienses. Se dice que en
Paris fue especialmente apreciada por María Antonieta. Por su síntesis
magistral de elegancia y vigor, de lo sabio y popular, la sinfonía la Reina
ilustra los fastos de una época que tocaba a su fin, el Antiguo Régimen, sin
olvidar a aquellos que más o menos, se encontraban excluidos de estos fastos.
Sinfonía nº 86 en re mayor. Puede
considerarse la mayor de todas las sinfonías parisienses. Su movimiento lento
es el más profundo y original de los seis.
Sinfonía nº 82 en do mayor (el Oso). Con un carácter muy marcial, en su primer movimiento, Vivace assai,
suenan unos acordes violentamente disonantes que anuncian los del primer
movimiento de la sinfonía Heroica de Beethoven.
Las cinco sinfonías Tost y de Ogny,
números 88-92 ( 1787-1789).
Después de las parisienses Haydn destina otras cinco
sinfonías a la capital francesa. De las cinco, las números 88 en sol mayor y la
92 en sol mayor (Oxford) son las más celebres de Haydn.
La numero 88 Oxford (1787) es la más vigorosamente concentrada
sinfonía que haya salido de la pluma de un sinfonista. Cualidad debida al estricto
monotematismo de cada uno de los movimientos y a una libertad formal que
permite exponer un máximo de cosas en un mínimo de tiempo.
De su magnífico largo, decía Brahms: “quisiera que mi novena sinfonía fuera
así….” Una simplicidad a primera vista que enmascara una enorme
complejidad. El minueto (allegretto) es una danza campesina de un vigor poco
corriente que bien podría compararse a un cuadro de Brueghel el Viejo. El final
(allegro con spirito) es el segundo gran rondó sinfónico de Haydn, junto con el
de la Sinfonía nº 85. El magistral y enérgico canon central y los efectos
cómicos del final de la sinfonía ilustran hasta que punto Haydn integra los
elementos populares en un estilo cada vez más sabio y evolucionado.
Symphony No 88 G major
Symphony no.88 G major (complete) Jan Mikolas
La numero 92 (Oxford). Esta obra, la última
compuesta en Estheraza (1789) es también la mayor. Más tarde será igualada pero
no superada. Fue con esta sinfonía con la que Haydn inauguró su primera
temporada londinense y la que se escuchó en Oxford la víspera en que fue
nombrado doctor Honoris causa de esta ciudad.
Es a la vez una de las más bellas y de las más
sutilmente organizadas en el plano formal. La impresión de amplitud producida
por el extraordinario primer movimiento se debe sobre todo a la prodigiosa
extensión de la forma sonata. Beethoven al escribir el de la sinfonía Heroica
no pudo olvidar un primer movimiento como este.
Symphony 92 ' Oxford '- Janshon
Symphony No 92 G major Oxford Leonard Bernstein Wiener Philarmoniker
Los dos viajes a Londres (1791-1792 y 1794-1795)
cambian la vida de Haydn. Gracias a estos viajes y cambios, Haydn se encuentra
al fin en contacto directo con el público nuevo de las salas de concierto. Era
indispensable, para que estas dos estancias en Londres fueran coronadas por el
éxito y entrasen en la historia de la música, que los nuevos datos
correspondieran a nueva música. Haydn lo sabía, aceptó el desafío y lo ganó.
Cuando Haydn cumplía en Londres 60 años 1792, Mozart
acababa de morir y su influencia internacional no había llegado aún. Pero en
muchos aspectos y sobre todo por sus sonoridades, las sinfonías londinenses
están más alejadas de Mozart que muchas partituras Haydianas de 1788 y 1790.
Las sinfonías londinenses están animadas de un
frenesí, de una novedad, de una vena experimental que recuerda la juventud de
Haydn. Las doce sinfonías londinenses son una síntesis cada vez más lograda de
elementos y sentimientos extremos: virtuosísimo orquestal, profundidad,
libertad soberana de la forma, coherencia a todos los niveles.
La sinfonía nº104 (1795) fue la última que compuso Haydn. Con ella abandonaba un género que le había
ocupado durante cuarenta años. Durante los catorce años que le quedaban
escribió música de cámara (cuartetos, tríos) y coral (misas y oratorios) pero
no compuso ni una sola sinfonía.
Sinfonía nº 95 en do menor. Su movimiento
final recuerda por sus episodios fugados el de la sinfonía júpiter de Mozart.
Obra entonces desconocida pero de la que Haydn seguro había leído el
manuscrito. Ningún crítico deja de comparar las dos páginas en lo que concierne
a la escritura fugada.
Symphonie no 95 en do mineur - Antal Dorati Philharmonia Hungarica
Sinfonía nº 93 en re mayor y la numero 94 son las primeras sinfonías escritas por Haydn
después de la lección aprendida gracias a su contacto con los músicos, el público
y la prensa de Londres. De hecho son aún más espectaculares y sobre todo más
homogéneas que las dos anteriores.
Por su forma y sonoridad, la sinfonía nº 93 vuelve la espalda a Mozart. Es muy apreciada por los Haydinianos convencidos. Su introducción adagio comienza fortissimo con un unísono de toda la orquesta sobre tres res. Nadie había comenzado nunca así una sinfonía
Sinfonía nº 94 en sol mayor (La Sorpresa). Se opone por su elegancia y virtuosismo a la grandeza un poco ruda de la
nº 93. La sinfonía La Sorpresa se
convirtió rápidamente en una de las sinfonías más populares de Haydn,
especialmente en Viena. En su célebre andante se produce el famoso acorde
destinado a despertar a las damas dormidas en los conciertos. Después de la
primera audición un periódico londinense escribía a propósito de él la palabra “sorpresa.”
En los países germánicos lleva el nombre de Sinfonía
del golpe de timbal, del golpe de cañón o de tambor.
Symphony No. 94 in G major 'Suprise'
Sinfonía nº 98 en si bemol mayor. Es una de las mayores a causa de su extensión
final y de las más serias entre las londinenses. Uno de sus mayores admiradores
fue Beethoven que compro el manuscrito autógrafo después de la muerte de Haydn
y que se inspiró en ella para componer su cuarta sinfonía, también en si bemol.
El musicólogo británico Donald Tovey ha visto en esta magnífica
obra una especie de réquiem a la memoria de Mozart cuya muerte acababa de
conocer Haydn cunado estaba componiendo esta obra. De hecho encontramos en ella
una casi cita del andante de la sinfonía júpiter, pero sobre todo vemos que en
ella reina una infinita tristeza.
El desarrollo del primer movimiento es contrapuntístico
y de una extrema violencia. Después de él vuelve la melodía inicial pero esta
vez acompañada de un solo violoncelo que la transforma en lamentación. Seis
compases antes del final reaparece en los oboes y el fagot solo, sostenida por
un acorde disonante.
Symphony No 98 B Flat major
Sinfonía nº 99 en mi bemol mayor
Fue compuesta por Haydn en Austria cuando daba
lecciones a Beethoven. La introducción, Adagio, sobrepasa, no en dimensiones
pero si en profundidad y en amplitud expresivas, todas las precedentes de
Haydn, salvo quizás la numero 92. A causa de su acorde inicial en mi bemol,
tocado fuerte por todos los instrumentos, nos hace pensar en el quinto
concierto para piano de Beethoven. Igual que la sinfonía n 92, el primer
movimiento de la sinfonía 99 anuncia de cerca el de la sinfonía Heroica de
Beethoven.
El adagio es uno de los movimientos lentos más bellos
que se hayan escrito jamás
Symphony No. 99 in E-flat major
Sinfonía nº 100 (Militar) El segundo
movimiento se tomó bastante en serio en Londres en 1794 y no sin razón, ya que
se encontraba en guerra contra la
Francia revolucionaria. Un periódico después de haber señalado que hasta las
damas no pudieron abstenerse de aplaudir, habla de “partir hacia la batalla, de marcha de soldados, de trueno del asalto,
de choque de armas, de gemidos de los heridos y de rugido infernal de la
guerra.” Después de este movimiento, Haydn coloca un tercer movimiento
bastante lento, hecho que repetirá Beethoven en su octava sinfonía.
Joseph Haydn - Symphony No. 100 in G major "Military"
Sinfonía nº 101 (El Reloj) Con una
introducción en modo menor. Nunca Haydn había comenzado una sinfonía con tanto
misterio.
Symphony No. 101 in D major "The Clock"- Sir Charles Mackerras and the Orchestra of St. Luke's.
Sinfonía nº 102 en si bemol mayor. La introducción es
lenta y misteriosa a la vez comienza con un si bemol tocado por todos los
instrumentos a la vez ( crescendo, después decrescendo), principio que anuncia
ya el de la creación.
Joseph Haydn - Symphony No. 102 in B-flat major Haydn-Symphony No.102-Mov.4/4
Sinfonía nº 103 en mi bemol mayor. El redoble de Timbal. Su introducción con un solo de timbales
es una de las más extrañas de toda la literatura sinfonía. Su segundo
movimiento (andante piu tosto allegretto) por su aire de marcha lenta con
resonancias eslavas, anuncia ya mucho a Schubert y Mahler. Es en páginas
tales como el final ( allegro con spirito) de esta sinfonía , verdadera proeza,
donde Beethoven aprendió a escribir los largos movimientos sobre un tema único
sin que decaiga la atención y evitando repeticiones textuales.
Haydn Symphony Nº 103 H. I:100 G major "Military" "Militär
En las sinfonías londinenses consigue el autor un carácter majestuoso
valiéndose de introducciones lentas a los movimientos iniciales, aspecto
distinto al similar carácter de algunas sinfonías anteriores. Por supuesto, la
materia musical es ahora mucho más sustanciosa. Haydn ha engrandado la
orquestra y ha depurado todavía más la escritura instrumental. Ya los
violoncelos no serán inseparables de los contrabajos, los instrumentos de
viento participan elocuentemente en los movimientos lentos y los contrastes
sonoros son más evidentes. La maestría de Haydn había llegado a su cénit y el
desarrollo de la forma sinfónica había preparado el advenimiento de Beethoven.
Sinfonía nº 104 en re mayor. ( Londres )
Symphony No. 104 - London
Estilo musical de Haydn
El cuadro de la forma sonata, se aplica fecundamente a
las sinfonías y los cuartetos. Sobre una segura unidad tonal, la melodía de
Haydn surge fresca, sencilla y sin aspavientos que define una época entera de
la música alemana.
Por un lado es popular, por su línea clarísima y por
otro es cortesana, por su orden, por su rebeldía a convulsiones, por la misma
ligereza que no es superficialidad. Desenvuelve en un cuadro precioso de formas
las cosas mejores, la emoción más delicada que el tiempo pedía a la música
italiana. Melodía, forma y un alegre sentido de la instrumentación dan a sus
sinfonías un encanto imperecedero.
En las sinfonías, sus vigorosos movimientos de minué
de estilo campesino que tanto influyeron sobre los scherzos de Beethoven, eran
mirados con desdén por entender que se trataba de fragmentos comunes o
vulgares.
La contribución técnica más grande de Haydn fue junto
a la composición de sus cuartetos, la consolidación de la forma sonata. En sus
primeros años se satisfizo componiendo música melodiosa que exhibía escaso
desarrollo, a veces ninguno. Por así decirlo eran arias para instrumentos. Pero
a medida que se desarrolló, y que se familiarizó con la obra de C.P.E Bach, la
escuela de Mannheim y la escuela vienesa temprana, perfeccionó el principio de
la sonata mucho más que cualquiera de los restantes compositores Europeos.
Durante la década de 1770, Haydn vivió la época del
Sturm und Drang y en estos años Haydn compuso música apelando a claves poco
usuales (fa menor, mi menor, fa sostenido menor, si mayor. En todos los casos
claves de tipo romántico. Puede afirmarse
que su selección de claves es más audaz que la de Mozart, si bien Mozart se
muestra más audaz dentro de la clave.)
A partir de 1780, ya se aprecia un estilo claro, un
sentimiento de optimismo, una melodía de acento masculino, una textura armónica
de sorprendente riqueza y una alegría sin rodeos en la composición. El rococó ha quedado muy
atrás; estamos en presencia del clasicismo más puro, y la musica adquiere un
perfil grandioso.
Es difícil evocar la música de un compositor que
aparezca igualmente desprovista del ingrediente neurótico (en este sentido, la
única que podría asemejársele, es la de Dvorak). La música de Haydn es
siempre equilibrada, saludable.
Tal vez carezca de la pasión que se advierte en
Mozart, pero puede admitirse que la música de Haydn se mantiene en un plano
consecuentemente tan elevado como la de Mozart, y quizá aún más alto, aunque
nunca alcanzó las alturas de Mozart en sus obras de mayor fuerza. Desde
aproximadamente 1780, hasta su muerte apenas existe una sinfonía, un cuarteto,
una misa o un oratorio de Haydn que no merezca legítimamente el calificativo de
obra maestra. La fertilidad de este hombre era sobrecogedora.
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